viernes, 30 de septiembre de 2011

Yo no estoy obligado a cuidarte

Hoy vengo a escribir para despejarme porque me he bajado con una mala leche del autobús increíble. No he podido decir todo lo que quería porque en medio del follón había una niña y no sabía como de bien le podría sentar ver una discusión, así que he optado por ser todo lo educado que he podido, callarme y esperar a que el viaje terminase.

Supongo que este tipo de cosas pasan en todos sitios pero si a la ecuación le añadimos la "mala leche granaína", que algunos gastan, es mucho más desagradable. Voy a dar mi opinión sobre esto a la vez que cuento la experiencia que he tenido.

Para que quede claro desde ya, señores y señoras que se montan en el autobús: es posible que cuando entren, y más si es hora punta, no encuentre sitio para sentarse. La gente que ya hay sentada no tiene obligación de quitarse para que ustedes se sienten, porque ellos también tienen derecho a estar sentados en el sitio que han encontrado libre. Ellos tampoco tienen obligación de estar pendientes de quien entra o quien sale del autobús para ver si hay que ceder su sitio o no. Cada uno tiene su vida, sus problemas y tiene que mirar por su bienestar, y se ustedes ven que no pueden estar de pié por cualquier motivo, siempre se puede pedir educadamente que se os ceda un asiento a lo que estoy seguro que la inmensa mayoría de la gente que está sentada accederá sin problemas. No entiendo por qué la gente va por la vida pensando que los que tienen que mirar por ellos son los demás y si no lo hacen tienen derecho no solo enfadarse si no a ridiculizarlos en público.

Salgo del palacio de congresos cerca de las dos del medio día. Cojo el autobús de la línea 3 en Granada para ir hacia la estación de autobuses. La parada del palacio de congresos es la parada de origen de esta línea por tanto está el autobús prácticamente vacío. Me voy al final y me siento en el asiento que hay al lado de la puerta. Varias paradas después entra en señor con una niña. Por lo visto no habría más sitios libres. Yo a este señor ni lo había visto entrar ni estar allí hasta varias paradas después que habló con una mujer. Yo estaba con el teléfono leyendo las noticias, viendo correos... lo típico mientras vas en un autobús. El autobús se sigue llenando y yo dentro de mi mundo personal, leyendo cosas, pues no me voy dando cuenta de nada, simplemente porque a mi la vida de los demás no me importa nada mientras no sea necesario que yo intervenga en ellas por lo que sea: para ayudar, por que sea una persona cercana, por preocupación... Me da igual que entre gente o que salga gente, no estoy pendiente de si entran o si salen.

Unas pocas paradas antes de llegar la estación me doy cuenta de que la niña le dice algo al padre. Lo que la niña le ha dicho al padre ha sido: "papá cuando vamos a llegar? Estoy cansada de estar de pie".

En ese mismo momento podrían haber pasado varias cosas:

  • El padre dice, "ya mismo hija, es que no hay sitio". Ante la situación yo, y seguro que mucha gente de la que había allí sentada, hubiese cogido y lo más probable es que le hubiese dicho, "tome siéntela aquí que ya mismo llegamos". Como he hecho un montón de veces más cuando me doy cuenta de alguien no puede estar de pie.
  • El padre me dice "oye perdona, puedes dejarme sentar ahí a la niña que está cansada?" Nunca diría que no, "claro que sí, siéntela".
Sin embargo pasa la que menos me esperaba. Justo cuando la niña termina de hablar el padre dice "ya hija, no ves que aquí el joven este no tiene verguenza* y no es capaz de dejar un sitio libre para que se sienten los demás. Está ahí demasiado ocupado con su teléfono como para fijarse en los demás que llevamos ya todo el viaje de pie y no ha dicho de levantarse para que puedas descansar o se siente alguna de estas señoras mayores".

¿Hola?, ¿Qué acaba de pasar aquí? Vamos a intentar ir por partes:

Las señoras mayores, primero que nada, estaban a mi espalda, no sabía ni que existían y segundo, ¿desde cuando ser mayor significa que te tengan que dar el asiento del autobús? Hay abuelos en mi pueblo muchos más ágiles que yo. El asiento se le deja a quien no puede estar de pié, estas señoras no tenían ningún tipo de problema y si lo tenían lo siento por no saber mirar por la nuca.

Luego, ¿yo que le he hecho a esa persona, cuando en todo el viaje ni le he mirado a la cara porque yo estaba con mis cosas, para que se ponga a meterse conmigo sin conocerme de nada delante de un autobús entero? Es más, ¿por qué supone que mi obligación por estar sentado en un asiento del autobús es estar pendiente de si SU hija está cansada o no? Eso es su obligación como padre, que tiene que cuidar de ella, no mía. Yo no se ni quienes son y tengo mi propia vida en la que estaba sumergido hasta que de repente un total desconocido me deja en ridículo allí delante de todos. Si me doy cuenta de que la niña está cansada o algo si le diré siéntate pero no puedes recriminarme que no lo he hecho de una forma tan agresiva, porque escrito no se nota, pero el hombre parecía que ya me odiaba.

Señor desconocido: si vas por la vida creyendo que los demás tienen que arreglarte tus problemas vas mal. Lo que tienes que hacer es estar pendiente de tu hija tú, que para eso eres su padre y si ves que está incómoda pues intentas arreglarlo, yo sin problema me quito y que se siente. Yo o cualquiera de las seis personas más que había por allí sentadas, no entiendo por qué me tocó a mí.

El caso es que ahí no queda el asunto. En eso, totalmente flipando, levanto la cabeza y le digo: "¿por qué no me ha pedido que me quite y me hubiese quitado?, no tengo problema en que se siente la niña" A lo que el señor desconocido me dice: "es que es tu obligación y no estar ahí con el telefonico y que te de igual si la gente se sienta o no".

En ese momento ya se me ha secado la boca, eso es una mala señal, así que como había una niña delante, que la pobre lo único que había hecho era decir que estaba cansada, pues he optado por callarme y quedarme de pie, ya me había levantado para que sentase la niña, cosa que el señor desconocido hizo tres paradas después de que yo me levantase. 

Mientras estaba de pie y en silencio tenía que estar escuchando como seguía el solo ahí con su rollo: "que es que no tiene verguenza*, ahí con el móvil y a los demás que les den por culo, lo mismo que ahora no se quita para que se siente nadie, ni las embarazadas, ni las personas mayores, ni los niños..." Vamos, un festival el que tenía montado él solo, pero bueno, me conocería muy bien porque mientras ves a una persona sentada, leyendo el móvil en un viaje de quince minutos, te da tiempo a saber todo su pasado...

Yo soy muy de prontos por eso he optado por no hacer ni decir nada, porque encima me miraba con cara de odio como si le hubiese pegado a la niña, como si fuese mi culpa que la niña estuviese cansada. Cada vez que me miraba y seguía diciendo tonterías, porque era un hombre muy ridículo, se me calentaba más la sangre y estaba viendo que o el bus llegaba pronto a su destino o la niña iba a ver un espectáculo que no le convenía, aunque con el padre que tiene vete tu a saber lo que habrá visto ya.

En serio, esto ya es para toda esa gente que cree que los demás están obligados a estar pendientes de ellos: yo no estoy obligado a cuidarte, cuídate tú y si necesitas algo dímelo que encantado haré lo que pueda.

En fin, paciencia y espero que el resto del autobús supiese que el sinverguenza* allí no era precisamente yo.


*Perdón por todas las veces que he escrito verguenza pero es que tengo un teclado americano y aún no he conseguido configurar la diéresis.

3 comentarios:

  1. Si fuera por la cantidad de gente mayor que me he encontrado con menos educación que muchos jóvenes...

    Una vez vi a una señora llevando a sus nietos al colegio que soltó un escupitajo como un camión, y me pasó a 20 cm porque ni siquiera miró antes de descargar.
    Tengo un vecino que también habla de educación cuando te cierra la puerta en la cara y se dedica a encender los puros que fuma en el ascensor.
    Otro día me pasé cinco horas aplastada en un autobús porque a la mujer de delante se le antojó reclinar el asiento sin dejar ni un palmo entre mi nariz y su respaldo, y cuya única "disculpa" fue "pues haz tú lo mismo". Siguiendo ese razonamiento, ¿dejamos al de la última fila hecho un sello? Compre un billete supra si para usted es vital tener tanto espacio y déjenos tranquilos a los demás...
    Y esta mañana casi me pasan la compra de otra persona que se intentaba colar a base de empujones.

    Luego se quejan u.u

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  2. Yo he tenido más experiencias con viejos bordes y maleducados que con jóvenes, la verdad. De todas formas lo de hoy me ha dejado flipando. No digo nada, no me meto con nadie y me monta el tipo un pollo que alucinas. Había viejas que encima le daban la razón. O yo de verdad no tengo vergüenza o la gente se le ha ido la oya.

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  3. pff tio, conforme lo iba leyendo me he puesto de mala ostia. Hay cosas que no entiendo de verdad. Y el problema es que no te las esperas y casi ni reaccionas porque estás flipando. A parte que no es cuestión de pelearte con gente así. Pero de verdad...

    gente con más mala educación que se creen con derecho a todo. Pobre niña, de tener un padre así.

    EatLikePanda

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